jueves, 9 de junio de 2011

ARTE Y TRUEQUE


La seducción es un arte. Igual que un pintor admira un hermoso paisaje y luego lo plasma estéticamente con su pincel. El diseño de una web, un paseo a lomos de un caballo blanco en una playa, clases de francés, unas vacaciones o tres meses de psicoterapia son algunas de las ofertas que han seducido a los artistas y les han hecho desprenderse de su obra.
El C Arte C (Centro de Arte Complutense). acogerá hasta el 25 de junio la multidisciplinar y novedosa exposición 'Art Barter', que fomenta la relación personal y el intercambio entre artistas y el público, donde las obras no se compran con dinero, sino que se cambian por servicios desmarcándose del clásico modelo compraventa de obras.
Cotizados artistas españoles como Miquel Barceló, Ángela de la Cruz, Ouka Leele, Javier Mariscal, Eulàlia Valldosera y Eugenio Merino junto a creadores noveles, participarán en esta exposición dentro del marco del Dcode Festival. En esta iniciativa, el autor de cada pieza no se conocerá hasta el final para que el público las juzgue sin prejuicios de nombres o precios del mercado.
"Hemos aunado artistas consagrados y principiantes; las obras no tienen un cartel que identifique el título de la obra y el nombre del artista (los números son el único distintivo) y además son obras al alcance de todos por todo que no sea dinero", explica Íñigo Martínez, el comisario de la exposición. De esta manera, se apuesta por promover un trabajo artístico de manera accesible a todos los bolsillos y libre de las exigencias comerciales, "no importan los precios, esta exposición atiende a los gustos y a los intereses y el anonimato anima al espectador a juzgar las obras por sí mismo sin condicionantes", apunta.
Al acto ha asistido la artista Ouka Leele quién se ha mostrado orgullosa por participar en Art Barter, una experiencia que ha definido como "innovadora, atractiva y diferente". En su escueta intervención, ha aprovechado para criticar la relación insulsa y apática establecida entre artista y espectador y dictado por el mercado artístico actual. "Mantener un contacto más directo con el comprador es más humano y saber quién te está ofreciendo un trueque es misterioso y apasionante", afirma. Da pistas sobre sus deseos: "una cena con sus amigos en un restaurante de lujo".
Para Eugenio Merino, mucho más importante que el servicio o bien que le puedan ofrecer, es reivindicar la capacidad de comunicación del arte y su carácter global y universal. "La verdad es que no estoy nervioso por el regalo, más que eso, me interesa difundir mi obra con el fin de provocar sensaciones e impactar al público", manifiesta.
Las ofertas o pujas se irán colgando en un corcho a la entrada de la exposición que estará a la vista del público. Al final del evento cada artista recibirá todas las ofertas hechas por su obra y decidirá si desea o no el trueque ofrecido, que además servirá para el público conozca a que artista pertenece cada obra al final de la exposición y que ofreció a cambio. Habrá que esperar hasta mediados de julio para conocer quién se alzará con cada una de las obras.

Algunos trueques curiosos

El truque ha estado vinculado por historia al mundo de los artistas. Picasso cambiaba sus dibujos por comida y hoteles como el Chelsea en Nueva York hospedaban a artistas quedándose con sus obras como forma de pago.
En Art Barter de Nueva York, Asger Carlson eligió la puja 'mi primer hijo'. La oferta resultó ser de su novia. La artista Tracy Emin, uno de los nombres más conocidos de los YBA (Jóvenes Artistas Británicos), cambió una de sus obras por 30 horas de clases de francés, y el americano Jason Dodge por una semana de vacaciones en un castillo escocés. Otro trueque curioso lo protagonizó el inglés Noriaki Hartori que cedió uno de sus trabajos a cambio de un coche a control remoto de un niño de 7 años. En definitiva, arte que no se compra con dinero.

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