miércoles, 30 de marzo de 2011

¿MONEDA SOCIAL?

Intercambios sin dinero

Implantadas desde hace años en América Latina, a finales de 2009 se inició la primera experiencia en Cataluña.
¿Cómo sería un día sin dinero? Al menos, sin dinero oficial. 

La respuesta está en la denominada moneda social, un sistema implantado desde la década de los ochenta en regiones de América Latina y que, a finales de 2009, se puso en marcha en España. El lugar elegido: Cataluña. Allí se han comenzado a usar los ecos, una moneda aceptada en redes de intercambio de todo el mundo para adquirir cientos de productos y servicios. Este dinero comunitario también se utiliza en Alemania, donde en algunas zonas sirve para impulsar el comercio justo, los negocios locales y la contratación de personas desempleadas.
  • Autor: Por AZUCENA GARCÍA
  • Fecha de publicación: 26 de febrero de 2010

Experiencia pionera

El pasado 27 de octubre se comenzaron a usar ecos en España, una moneda social que sirve para realizar transacciones. Hasta el momento, se admite en 170 redes de intercambio de todo el mundo. Cataluña es la comunidad pionera. Ya se han organizado ferias donde se permite el pago con ecos y sus impulsores, la Xarxa Eco, ponen a disposición de las personas interesadas más de 200 productos y servicios que se abonan con esta moneda. Incluso es posible disponer de una cuenta eco, que simula a las cuentas bancarias tradicionales

Entre sus desventajas, destaca la posibilidad de acumular moneda sin encontrar una oportunidad para darle salida
Hasta el momento, se han intercambiado más de 5.000 ecos. Su filosofía se basa en las redes de apoyo mutuo, puesto que "se cambia o regala todo lo que ya no se utiliza y está en buen estado", para que el resto de usuarios lo pueda comprar. En el caso de los servicios, el proyecto se asemeja a los bancos del tiempo. Basta con que una persona se inscriba y ponga a disposición del resto de miembros de la red sus conocimientos y habilidades. Sus honorarios los recibirá en ecos.
Entre sus desventajas, destaca la posibilidad de acumularlos sin encontrar una oportunidad para darles salida. Este hecho podría suponer pérdidas para los comerciantes que acepten ecos en sus tiendas. Ocurriría lo mismo al resto de usuarios, en caso de no necesitar los productos y servicios que se ofrecen en las redes de apoyo.

Iniciativas similares en Europa y América Latina

Las monedas sociales no son nuevas. En 2003, en la región bávara de Chiemgau, un profesor de economía creó junto a sus alumnos el chiemgauer. En principio, fue un proyecto de instituto, pero se convirtió en una oportunidad para acabar con la desigualdad. Al menos, ése es su objetivo todavía hoy.

En Alemania se utiliza para contratar a personas desempleadas y estudiantes
Esta moneda se utiliza para contratar a personas desempleadas y estudiantes, entre otros, a quienes se paga con este dinero comunitario. También lo reciben los trabajadores de ciertas empresas, a modo de compensación, en época de crisis. Se acepta en algunos negocios locales y se aprovecha para promocionar el comercio justo, con la venta de este tipo de productos que se abonan en chiemgauers.
En Brasil, el Banco Central ha reconocido a un total de 51 monedas sociales.

Sus nombres son Cocal, Girasol, Palma, Pirapire, Tupi o Sampaio, entre otros. Tienen una cotización igual a la moneda oficial y se emplean en barrios o regiones. La estructura lleva implantada varios años y, en este tiempo, incluso se han abierto bancos comunitarios que emiten las monedas y las intercambian por dinero oficial.
En general, son los usuarios quienes diseñan la moneda con la ayuda de ONG que ejercen de coordinadoras de los proyectos. No se recurre a las vías financieras tradicionales, sino que son programas sociales que quedan en manos de estas organizaciones y de la propia comunidad. Uno de los fines es impulsar las transacciones en el barrio y, por eso, se implica a todos los ciudadanos. 
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